Cada 22 de marzo se celebra esta fecha como un medio para centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de este recurso. Este día se debe concientizar a la población sobre tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua, en apoyo del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6: agua y saneamiento para todos para 2030.

Esa fecha fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 22 de diciembre de 1992. Desde ese momento se invitó a participar de actividades relacionadas con la conservación, el desarrollo y el buen uso de los recursos hídricos.

Este año se celebra bajo el lema: “Aguas subterráneas: Hacer visible el recurso invisible”, debido a que la UNESCO señala que a medida que el planeta se adapte al cambio climático y al crecimiento demográfico, las aguas subterráneas desempeñarán una función esencial para satisfacer la creciente demanda de alimentos y agua potable. Sin embargo, este recurso esencial se enfrenta a graves riesgos, como una protección inadecuada y una contaminación a veces irreversible, por lo que la UNESCO sostiene que proteger y gestionar mejor las aguas subterráneas es responsabilidad colectiva y redunda en nuestro interés común.

Según los datos del Sistema de Información de Agua y Saneamiento Rural (SIASAR), el 29% de los sistemas de agua potable que el FISE ha ejecutado en las comunidades rurales del país, están relacionados con aguas subterráneas, a través de la construcción del Mini Acueducto por Bombeo Eléctrico (MABE).